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Más información en:
 
http://www.fundacion26d.org/

Federico Armenteros es uno de los fundadores y director de la Fundación Veintiséis de Diciembre nacida para atender a las personas mayores que componen el colectivo LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales). Surgida en el año 2009 por un grupo de educadores sociales que observaron la alarmante situación de marginación en la que se encontraban los mayores LGTB, “empezó la crisis en el 2008 y lo primero que cerraron fueron todos los servicios sociales. Al estar en la calle y ver amigos míos mayores que tenían miedo al tema de la residencia empecé a investigar los estudios de Beatriz Gimeno que es lo único que había”. En España hasta entonces no existía ningún centro ni residencia de mayores LGTB, cuando esta generación ha sido la que empezó a sufrir una gran discriminación por parte de la sociedad. “Cuando te pillaban no podías trabajar, te hacían la vida imposible, no cotizabas a la seguridad social, te metían en la cárcel”.

Madrid, 05 de marzo de 2015
 

Federico Armenteros: “Educarnos en la homofobia ha hecho creer que somos enfermos, yo también lo pensé”

El nombre de la fundación, Veintiséis de Diciembre, hace referencia al día en el que se deroga la ley de peligrosidad social, “la ley de vagos y maleantes de la republica es modificada por Franco en 1948 e introduce también a los gays”. En 1970 la norma es cambiada por la de peligrosidad y rehabilitación social que pretendía que metiendo a los homosexuales en la cárcel lograsen superar su “enfermedad”. 

Federico asegura que eran sometidos a duras terapias de electroshock y otros tratamientos psicológicos, “no eras delincuente por sí, eras delincuente porque eras enfermo”.

El mundo gay, del Franquismo a la actualidad

El 26 de diciembre de 1978 se deroga parcialmente esta ley excluyendo a los gays pero en la que seguían estando pederastas, carteristas… Federico señala que esto no supuso el fin a la persecución del colectivo

homosexual: “a partir del 78 no te cogían por gay, te cogían por escándalo público”. No fue hasta 1995 con la publicación del primer código penal de la democracia cuando verdaderamente desaparece esta persecución.

 

Han pasado varios años, la sociedad ha dado un giro y la aceptación a este colectivo comienza a proliferar aunque el problema aun no se haya erradicado. A la fundación continúan llegando casos de individuos que se ven marginados o que incluso creen que padecen una enfermedad por su orientación sexual. Debido a eso cuentan con un grupo terapéutico con psicólogos que ayudan a aquellos que no han podido mostrar su sexualidad, “no podías hablar con nadie y eso te pasa factura emocional”.

 

Los centros de salud mental cooperan con la fundación, cuando detectan casos de personas mayores “que no han salido del armario y que por ello tienen depresiones muy graves, los derivan a nuestra fundación”.

La ayuda que realizan va mucho más allá de los problemas psicológicos. Se convierten en la familia y el apoyo que nunca tuvieron estas personas mayores que acuden a él diariamente. Además de actividades como teatro, yoga, cocina y una revista digital, también ofrecen asesoría jurídica y controles de VIH,”atención al mayor en todos sus campos, lo que necesiten” afirma Federico.

 

Solo con mirar a nuestro alrededor se puede observar que queda mucho por hacer en este sentido.  “Tenemos que luchar igual que están luchando y han luchado las mujeres por sus derechos y llegar a una igualdad, nosotros tenemos que luchar por ser visibles y así conseguir la normalización deseada”.

La importancia del apoyo emocional

Foto extraída de leopoldest.blogspot.com

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